martes, 31 de diciembre de 2013

Un año lejos...

Y se acabó el 2013, un año sin verte, sin tenerte entre mis manos, sin mirarte de cerca y sentir tu aliento... un año lejos de ti... felicidad.

martes, 12 de noviembre de 2013

Y ya...

Y las cosas siempre pasan por alguna razón, no una razón metafísica, más una razón práctica, las cosas pasan porque no le pusimos el empeño en cambiarlas, las cosas siempre son nuestras consecuencias...
Y trascender al hastío o convertirlo en algo parecido, a la languidez o a la nostalgia, esa palabra tan triste que suena a olas de mar, a pisadas sobre hojas secas o a truenos lejanos...
Y soportar los segundos infinitos, esos que siempre pasan cuando no los vemos, y preguntarse donde quedaron los "primeros", porque por algo son los segundos, primer caso donde el segundo ocupa un lugar mas destacado...
Y convertir una casa en refugio, en leonera, en cueva o en hogar, en palacio o tumba, en jardín secreto, en polvorín o en prostibulo, burdel o antro de mala muerte...
Y dejar los secretos a un lado, convertirlos en chismes, en noticias y en palabras muertas, y despues decirlos a voz en grito, sin temor, sin miedo y sin angustia...
Y secuestrar los besos, las caricias y los abrazos que los demás te ofrecen y guardarlos bajo llave para los días tristes, los días malos o simplemente para contarlos y ordenarlos en el baúl d elos recuerdos...
Y dejar de quejarme de las noches oscuras, esta infelicidad que me acompaña en los días soleados, y sin querer, recordar los recuerdos que no fueron, tristes distorsiones de amores que nunca fueron, de reliquias que nunca serán significativas...
Y no ser más un yo, tan poco significativo, y no ser más un esto, un aquello, o un simple trasporte para un alma que no tiene a donde ir...
Y ser el mínimo comun múltiplo, tal vez lo que sirve para que el cero sea importante...
Y ya...

sábado, 5 de octubre de 2013

Guerras civiles



Y me encontré en medio de guerras civiles, donde intento huir de mí mismo, de mi persona que se aferra a tu cuerpo, cuerpo etéreo y lejano… corriendo intentando atacar y caer herido en tu sombra, así como los pájaros tristes en la tardes de lluvia, y no decirte nada y sin mirarte dejarte ir… cuando soy yo el que se aleja de ti… o eso creo… y no volver a decirte lo profundo, mundano y solo que es el cielo… cuando no estás…  perverso geniecillo de la nostalgia, y lo triste e infinito que son las tardes de domingo… las horas lánguidas tendido en mi cama… las guerras civiles que alborotan mis sueños, que como enemigos, como aliados, como rebeldes sucumbíamos en las calles de mi ciudad gris… y no encontrarte en el camino, en ese camino pedregoso, lleno de verdes árboles, y dedicarte cada hoja que escribo, cada canción que escucho, y no saber, y creer, y estar seguro, que no dedicarás un segundo, a mirar mis correos perdidos, en un correo que cambié la clave cuando te fuiste… de ese loco hiperespacio donde todo rebota como una eterna cama de hule, sin límites y rojamente sobria… y tirar al olvido, esta carta, esta cara, esta historia, esta tristeza, y esta nostalgia… y no saber, no recordar, no querer ser, esa persona que era antes… cuando no existías… cuando no estabas… cuando no eras… un pedazo de muro, de papel, de puerta, de alma, de recuerdos triste incompletos y heridos… Y me encontré en medio de guerras civiles donde fuimos los primeros muertos… o por lo menos los primeros malheridos… y perdidos entre las ruinas no logramos encontrarnos de nuevo… Y me encontré en medio de guerra civiles… que terminaron siendo la misma, larga y eterna guerra civil… donde siempre termino siendo el único herido…

lunes, 30 de septiembre de 2013

Ya no soy...

Ya no soy el poeta que llenaba cuadernos con cartas imposibles y monólogos interminables...
Ya no soy el sonámbulo que recorría las calles oscuras siguiendo el aroma de tus axilas perdido en el aire...
Ya no soy el funambulista inquieto en la cuerda floja que terminaba en la plataforma de tus brazos...
Ya no soy el pescador de sirenas y tritones que exploraba el mar de tus ojos día a día para darles caza...
Ya nos soy el glotón insaciable de besos y caricias de tus dedos invisibles...
Ya no soy el vagabundo de calles y balcones en esta ciudad vacía de tus pasos...
Ya no soy aquel... ni otro...
Ya no soy invisible, intangible, ni ajeno...
ni absurdo, intransigente, inconsciente...
ni absoluto, trascendente, constante...
ni supremo, soberano, sospechoso...
ni tránsfuga, solapado, aberrante...
Ya no soy... ¿y vos qué?
igual...
seguís siendo aunque yo no esté...

miércoles, 14 de agosto de 2013

Y QUIEN...

Y quien recolectará tus miedos en las noches cálidas de este trópico salvaje…
Quien calentará tus mañanas frías de amaneceres tardíos...
Quien leerá tus miradas perdidas cuando las palabras terminan después del café...
Quien sentirá tus temblores infantiles ante los gatos negros que se cruzan en tu camino...
Quien correrá a abrazarte cuando llegues a casa cansado de la calle y sus peligros...
Quien tomará tus manos cuando saltes de la risa en las comedias tontas en las tardes de domingo...
Quien te dará un abrazo, un beso y una caricia y te dirá: “todo está bien… no pasa nada…“
Quien te escribirá canciones, poemas y cartas, que nunca leíste, quizá porque nunca te las entregué…
Quien no te hará falta… cuando ya tienes a otro alguien…

Y ahora a quien no entregaré todo esto que ya se acaba… como las letras de esta carta que igual no leerás…

lunes, 29 de julio de 2013

Ya no te escribo…



No encuentro ni siquiera lo que alguna vez quise decirte…
Los motivos se me perdieron entre las páginas de los libros empolvados de mi biblioteca…
Extraviados y ciegos quedaron olvidados entre los álbumes viejos llenos de fotos de gentes desconocidas que miraban como dos tontos nos reíamos…
Se quedaron atascados en los viajes sin destino que emprendíamos en las tardes de domingo mirando el cielo, intentando encontrarles formas a las nubes…
O ahogadas en el fondo de las botellas de vino de los sábados, cuando como sonámbulos recorríamos las aceras de esta ciudad fría y nublada…
Huérfanos y locos… un tanto tristes, mis motivos siguen rondando en las esquinas llenas de telarañas de las canciones que escuchábamos, de esas canciones tristes que sonaban cuando el amor se desvanecía entre suspiros imposibles…
Y los motivos para escribirte me miran, y sin querer los olvido cuando me siento frente a este teclado y contemplo el enorme agujero que dejaste en mi vida cuando partiste… cuando partiste en fragmentos descoloridos el pasado que vivimos juntos…
Y empiezo a escribir de nuevo…
“No encuentro ni siquiera lo que alguna vez quise decirte…”

viernes, 31 de mayo de 2013

Sobre el amor... supongo...

El amor está tan idealizado en nuestra sociedad moderna que no lo identificamos cuando por casualidad nos lo encontramos, culpa de los medios de comunicación supongo.

¿Por qué esta desinformación frente a algo tan sencillo y transparente como el amor? Porque vivimos bombardeados de imágenes de parejas que se miran y terminan en la cama (que no está tan mal, supongo), porque vemos parejas que se envían un par de mensajes por e-mail y en la escena siguiente ya están al pie del altar (podría ser peor, supongo).

Seamos realistas, quien no querría encontrar su alma gemela y reconocerla a la primera mirada, eso que llaman “amor a primera vista”, pero pasa que ni de fundas nos damos cuenta si el fulano que debería compartir su vida con nosotros aparece, muy sencillo, nos fijamos en los estándares que los medios nos han puesto por delante… a ver si se te cruza por delante un Brad Pitt, un Orlando Bloom, un Javier Bardem, o una de estas estrellas juveniles que abundan en cada generación, y con un vistazo a sus profundos ojos el amor surge para toda la vida.

Lastimosamente el mundo no está lleno de estos sujetos que mencioné líneas arriba, está lleno de personas normales, bajos, altos, gordos, flacos, con montones de defectos y de cualidades, que igual que nosotros están a la espera del “amor de su vida” (que dure toda la vida ya es otro asunto), pero que sólo esperan una oportunidad para hacer feliz a alguien y por ende ser felices a sí mismos, a lo mejor las chispas no surgen a la primera mirada, pero darle una oportunidad al amor es vital, tal vez los corazones rotos lleguen después, o tal vez no lleguen nunca.

Alguien me dijo una vez que no se enamoraba porque no quería que le rompieran el corazón, esta persona no sabe de lo que se está perdiendo, no lo digo por lo de romperle el corazón, lo digo por el hecho de negarse al amor. Saber que alguien fuera de ti mismo piensa en los minutos que faltan para estar juntos, extender el brazo y sentir su piel al lado, líneas escritas en un papel, o simplemente mirar el cielo y saber que la vida es bella. La vida es bella de por sí, pero el amor la hace más bella.

No es lanzarse a la calle y correr como desesperado implorando amor, darte a ti mismo en su justa medida, porque el amor, ese amor de pareja, es importante, pero lo es más aún el amor a ti mismo, amarte y valórate como persona, de nada vale amar a otro y darle todo de ti mismo sino te amas y te respetas tú, no el narcisismo malsano, más bien el quererte como eres, eso se nota y los demás lo aprecian, y lo demás vendrá por añadidura.

viernes, 19 de abril de 2013

Eso que llaman vivir o algo así... (de los amigos)



La vida pasa a tanta velocidad, en serio, vivimos el día a día sin pensarlo mucho, solo viviendo, como debe ser...
Y acá estoy yo, viviendo, en una ciudad del tercer mundo, como el 90 % de las ciudades del mundo. Adulto, sin pareja, o sea soltero feliz (creo), sin problemas económicos, o lo normal, con algunas deudas pero nada grave, sano, lindo (o por lo menos me miro al espejo y lo que veo me gusta) y con algún que otro pretendiente a la vuelta de la esquina.
Y rodeado de gente, en este mundo superpoblado raro sería que no tuviera a alguien a mi alrededor. Montones de gente que pasan cada día por el frente de estos ojos míos que miran el mundo con asombro. Gente bonita, gente fea, gente delgada, alta, baja, redonda, de colores y sabores diferentes, gente y gente y gente... y entre tanta gente esas personas que poco a poco se van quedando al lado de uno, como se dice, esos que llamamos amigos, y tengo la suerte de haber encontrado los precisos, no muchos, pero eso sí, para toda la vida...

Y es verdad, así todavía conservo amigos de adolescencia, de esos que quedaron después de juergas, fiestas y aventuras juveniles, de esos que me aceptaron sin yo haberles dicho nada, que lloraron conmigo los primeros corazones rotos y usaron sus palmas para aplaudir algún éxito, y aunque no estén al lado mío, sé que se alegran cuando todavía nos encontramos y seguimos conversaciones que parece que nunca hubiéramos interrumpido...

Y después aparecieron los otros amigos, de mi primera adultez, los de la universidad y de los primeros trabajos, ya un poco golpeados por la vida, pero que echaban fuerzas para sacar adelante esta vida de adultos que apenas empezaba y que siguió gracias a su apoyo y comprensión, que vieron crecer aspiraciones y sueños ya empezando a concretar o desaciertos que se podían remediar y de vez en cuando algún problema y muchos días inciertos. De esos amigos que aceptaron la vida que había elegido y descubría asombrado que la vida me acercaba a gente parecida a mí... 

Y ahora, ya con mi vida hecha y por hacer, viendo amaneceres y crepúsculos, con compañeros de trabajo, con vecinos, con antiguos y nuevos amigos, con gente que me rodea, con gente buena, si BUENA, que suerte he tenido, así la vida ha sido generosa conmigo, poderme rodear de gente buena, gente que le echa ganas a la vida, gente que a pesar de las diferencias que podamos tener nos respetamos y queremos, con algunas ausencias obligadas (la inevitable muerte) que hace que los amigos se vayan pero que los buenos momentos queden en la memoria, ese gran tesoro que son los recuerdos.

Eso que llaman vivir es así, disfrutar los días, los momentos irrepetibles, este aire que respiramos y la gente... la gente buena que se cruza en nuestro camino y no debemos dejar escapar... así es.

Pd. Es este mi caso, espero que como el de muchos otros, no es una banalidad, es sólo para decir que lo mejor de la vida es dejar que las cosas lleguen en su debido momento y está en cada uno aprovecharlas al máximo y sobre todo hacer lo correcto, sea eso lo que cada quien crea que es.

sábado, 30 de marzo de 2013

Rompecabezas

Así te armo en las mañanas de domingo, cuando el sol aún calienta mis sábanas blancas. Te armo a pedazos y jirones con los anuncios de los grandes almacenes, que saltan como monstruos hambrientos del periódico...
Primero la forma de tu cara, enmarcada por cabellos no muy cortos, ni muy peinados...
luego un par de ojos, de mirada seria pero con un reflejo risueño en el fondo...
unas cejas pobladas y en constante asombro ante la vida...
luego busco una nariz, grande y pintoresca, de esas que se atraviesan cuando con un beso quiero encontrar tu boca...
y entre las paginas encuentro tus labios, de una boca grande y sonriente que dejan adivinar los largos dientes en un sonrisa pícara...
y de otra cara robo la barba incipiente y desordenada, que pica en la piel cuando me rozas el cuello...
y un cuerpo larguirucho y estirado, que se escondía entre dos modelos lo arranco de sus garras...
y un traje no tan nuevo, ni tan a medida, ni muy fresco, ni muy tieso, para arropar tu esqueleto...
y así busco cada parte para armarte... y luego te dejo ahí... pegado con un alfiler a mi repisa de corcho... porque aún no encuentro, ni en este catalogo de modelos perfectos, ni en este periódico de noticias no tan buenas, el brillo que te haría único... y sólo me queda otro títere de papel para jugar en las tardes de domingo que cuando me aburro desecho, como juguetes viejos o amantes olvidados, en las esquinas más lejanas de mi enorme cama...

jueves, 28 de febrero de 2013

Cansado...

Cansado de escribir, de mirar a la ventana y buscar formas inesperadas en la nubes y tal vez encontrar la forma de un elefante con un cuerno y alas, como un elefan-pegaso-unicornio... cansado de borrar tu cara de las lineas de mis cuadernos... cansado de limpiar tu nombre de los vidrios empolvados de mi casa... cansado de no lucir la barba que tanto te gustaba, el pelo despeinado y corto, las camisetas sin mangas y el pantalón roto, que según tú me hacían ver más joven... cansado de escuchar la misma música que me hiciste amar de tanta escucharla una y mil veces en las tardes de domingo cuando me hiciste amar quedarme en casa entre las cobijas... cansado de comer la comida congelada que dejaste en mi nevera y como último recurso tirarla al bote de la basura, lleno ya de mis discos compactos, de mi ropa, del polvo de mi casa y de las nubes y las formas caprichosas que mi imaginación les encontraba para no encontrar tus formas, de mis cuadernos... lleno ya el bote de todas mis cosas que terminaron siendo tuyas... como yo... que me quedé atrás como todas las cosas que dejas tiradas para salir huyendo... cuando encuentras otros juguetes mejores, mas brillantes, más nuevos y relucientes... como yo que me quedo desnudo y solo... y en silencio... cansado y triste... y con un elefan-pegaso-unicornio galopando en los escombros tristes que dejaste en tu huida...

miércoles, 30 de enero de 2013

El Invisible

Esta es una historia vieja... De hace como dos años, y casualmente la recordé en estos días, por eso de las fechas decembrinas.
Al Invisible, lo conocía de antes, o algo así, era amigo del "Amante del Aire", una pareja de esas inolvidables y que algún día contaré la historia, y yo conocí al Invisible en esa época, pero por su cualidad de invisible lo olvidé...
Hasta que tiempo después lo re-conocí, digo lo re-conocí porque en realidad la primera vez, tiempo atrás, no lo había conocido, sólo lo había visto o creía haberlo visto... En todo caso lo re-conocí tiempo despues, de la forma en que encuentro a los sujetos perdidos entre estas líneas, por pura casualidad... Así nos encontramos, mejor dicho yo lo encontré, porque el resto de las personas presentes parecían no verlo, y hablamos como si nunca lo hubieramos hecho antes, ya los años habían pasado, y contamos historias de nuestras vidas hasta que casualmente llegamos a la época del "Amante del Aire", y fue en ese momento en que nos re-conocimos, fue algo así como flechazo... Y terminamos enredados en charlas, cenas y sábanas... Pero por su cualidad de Invisible, siempre parecía que yo estaba solo, algo así como que nadie lo determinaba, así me la pasaba como con un "amigo imaginario", hablando solo...
Y el Invisible, no tenía amigos, no tenía vida que yo conociera, sólo su trabajo y su casa, y así pasaba sus días, del trabajo a la casa, y sin necesidad de emociones, de sueños o ilusiones, sólo vivir su vida día a día y ya... y así pasaba el tiempo, siempre como punto de encuentro su pequeño reducto de vida de cuatro paredes, y sin ganas de formalizar por su parte... Y yo todo tibio tirando a frio, esperando que las cosas mejoraran continuaba allí en pie de lucha... Ni modo de contar acontecimientos trascendentes o minimamente importantes porque sería mentir, sólo conversaciones vanas y vacías... Y así nos fuimos quedando vacíos... Hasta que algo ocurrió...
Un nuevo miembro en la familia de Invisible lo hizo reaccionar, ya el tema de conversación cambió, mejor dicho, hubo algo de que hablar, y ya todo giraba en torno al pequeño ser, y los días se volvieron alegres y hubo actividades diferentes y precisas, mejor dicho, nítidas...
Pero un día de repente desapareció, así de simple, el Invisible desapareció, puede sonar redundante pero es cierto... Ya por más que lo buscaba no podía verlo, ni siquiera en su refugio de cuatro paredes, ni en la calle o en el centro comercial... Desapareció sin dejar rastro, ni el portero de su edificio sabía de quien estaba hablando, el teléfono sonaba incesante sin que nadie respondiera, y el celular parecía que estuviera perdido en medio de la selva... Se esfumó...
Y ya...
Hasta el día que caminando por la calle lo ví, pero él parecía no verme, así de frente como estaba avanzando hacia mi, y aún así no me veía, y yo intentando hacerle señas, llamando su atención para evitar el impacto, y el brutal choque no ocurrió... Porque alguien a su lado lo hizo cambiar de rumbo, alguien visible y luminoso, al igual que él ya no tan invisible, mas bien igualmente visible y luminoso... y pasaron sonrientes, bullosos y conversadores... sin verme...
Y yo me quedé ahí en mitad de la acera... menos visible de lo que nunca había sido, y entendiendo todo de repente, no era el Invisible quien había desaparecido, era yo quien me había desvanecido lentamente hasta desaparecer... Comprendí que no son las personas las que desaparecen, a veces bastan las ganas de no verlas para hacerlas invisibles...