No encuentro ni siquiera lo que alguna vez quise decirte…
Los motivos se me perdieron entre las páginas de los libros
empolvados de mi biblioteca…
Extraviados y ciegos quedaron olvidados entre los álbumes viejos
llenos de fotos de gentes desconocidas que miraban como dos tontos nos reíamos…
Se quedaron atascados en los viajes sin destino que emprendíamos
en las tardes de domingo mirando el cielo, intentando encontrarles formas a las
nubes…
O ahogadas en el fondo de las botellas de vino de los
sábados, cuando como sonámbulos recorríamos las aceras de esta ciudad fría y
nublada…
Huérfanos y locos… un tanto tristes, mis motivos siguen
rondando en las esquinas llenas de telarañas de las canciones que escuchábamos,
de esas canciones tristes que sonaban cuando el amor se desvanecía entre
suspiros imposibles…
Y los motivos para escribirte me miran, y sin querer los
olvido cuando me siento frente a este teclado y contemplo el enorme agujero que
dejaste en mi vida cuando partiste… cuando partiste en fragmentos descoloridos
el pasado que vivimos juntos…
Y empiezo a escribir de nuevo…
“No encuentro ni siquiera lo que alguna vez quise decirte…”
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