Esta es una historia vieja... De hace como dos años, y casualmente la recordé en estos días, por eso de las fechas decembrinas.
Al Invisible, lo conocía de antes, o algo así, era amigo del "Amante del Aire", una pareja de esas inolvidables y que algún día contaré la historia, y yo conocí al Invisible en esa época, pero por su cualidad de invisible lo olvidé...
Hasta que tiempo después lo re-conocí, digo lo re-conocí porque en realidad la primera vez, tiempo atrás, no lo había conocido, sólo lo había visto o creía haberlo visto... En todo caso lo re-conocí tiempo despues, de la forma en que encuentro a los sujetos perdidos entre estas líneas, por pura casualidad... Así nos encontramos, mejor dicho yo lo encontré, porque el resto de las personas presentes parecían no verlo, y hablamos como si nunca lo hubieramos hecho antes, ya los años habían pasado, y contamos historias de nuestras vidas hasta que casualmente llegamos a la época del "Amante del Aire", y fue en ese momento en que nos re-conocimos, fue algo así como flechazo... Y terminamos enredados en charlas, cenas y sábanas... Pero por su cualidad de Invisible, siempre parecía que yo estaba solo, algo así como que nadie lo determinaba, así me la pasaba como con un "amigo imaginario", hablando solo...
Y el Invisible, no tenía amigos, no tenía vida que yo conociera, sólo su trabajo y su casa, y así pasaba sus días, del trabajo a la casa, y sin necesidad de emociones, de sueños o ilusiones, sólo vivir su vida día a día y ya... y así pasaba el tiempo, siempre como punto de encuentro su pequeño reducto de vida de cuatro paredes, y sin ganas de formalizar por su parte... Y yo todo tibio tirando a frio, esperando que las cosas mejoraran continuaba allí en pie de lucha... Ni modo de contar acontecimientos trascendentes o minimamente importantes porque sería mentir, sólo conversaciones vanas y vacías... Y así nos fuimos quedando vacíos... Hasta que algo ocurrió...
Un nuevo miembro en la familia de Invisible lo hizo reaccionar, ya el tema de conversación cambió, mejor dicho, hubo algo de que hablar, y ya todo giraba en torno al pequeño ser, y los días se volvieron alegres y hubo actividades diferentes y precisas, mejor dicho, nítidas...
Pero un día de repente desapareció, así de simple, el Invisible desapareció, puede sonar redundante pero es cierto... Ya por más que lo buscaba no podía verlo, ni siquiera en su refugio de cuatro paredes, ni en la calle o en el centro comercial... Desapareció sin dejar rastro, ni el portero de su edificio sabía de quien estaba hablando, el teléfono sonaba incesante sin que nadie respondiera, y el celular parecía que estuviera perdido en medio de la selva... Se esfumó...
Y ya...
Hasta el día que caminando por la calle lo ví, pero él parecía no verme, así de frente como estaba avanzando hacia mi, y aún así no me veía, y yo intentando hacerle señas, llamando su atención para evitar el impacto, y el brutal choque no ocurrió... Porque alguien a su lado lo hizo cambiar de rumbo, alguien visible y luminoso, al igual que él ya no tan invisible, mas bien igualmente visible y luminoso... y pasaron sonrientes, bullosos y conversadores... sin verme...
Y yo me quedé ahí en mitad de la acera... menos visible de lo que nunca había sido, y entendiendo todo de repente, no era el Invisible quien había desaparecido, era yo quien me había desvanecido lentamente hasta desaparecer... Comprendí que no son las personas las que desaparecen, a veces bastan las ganas de no verlas para hacerlas invisibles...
Carta para Juan #1. Chuchú.
Hace 10 años
1 comentario:
Dime por favor que esto no ocurrió de verdad. :(
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