martes, 20 de diciembre de 2011

YA NO...







Ya no cuento pasos, ni miro hacia el suelo...

Ya no huyo de las gotas de lluvia, ni me escondo bajo los techos...

Ya no acumulo mensajes, ni me trago las palabras...

Ya no me siento a mirar paredes lisas, ni me arropo bajo las cobijas...

Ya no escucho discusiones inútiles, ni guardo recuerdos amargos...

Ya no me aguanto la risa, ni me ahogo entre lágrimas...

Ya no muero de hambre, ni naufrago de sed...

Ya no tengo monstruos en el closet, ni fantasmas entre las sábanas...

Ya no escribo canciones tristes, ni cuentos de días grises...

Ya no quiero dejar huella, ni ser inmortal, ni eterno...

Ya no intento cambiar el mundo, ni a las personas...

Ya no me amargo la vida por tonterías...

Ahora...

El suelo me sostiene y el cielo me cubre, me baño en la lluvia y me seco con las nubes, digo lo que pienso y no me arrepiento, miro los insectos y sus vidas simples, no me cubro los oidos ante el ruido del mundo, aprecio cada momento, porque la vida es muy corta para sentarse a llorar, porque es muy poco tiempo para no contemplar el atardecer todos los días, porque el tiempo se escapa sin decir un "te quiero" o "me quiero", porque los monstruos no están metidos en los armarios, ni bajo la cama, sino dentro de cada uno, sólo que algunos los domesticamos y otros los dejan por ahí sueltos, por que quiero ser un perro, un gato, o un colibrí, porque quiero ser una gargola en un edificio y mirar la gente que pasa, porque no quiero ir a París, ni me interesa conocer New York, Londres o Miami, porque quiero dar una vuelta por el universo y más allá, porque me quiero levantar todos los días y poder mirarme a los ojos en el espejo sin arrepentirme de ser la persona que soy, porque espero sentirme con esta triste alegría todos los días...

Porque ya no estás... y nada más...