martes, 27 de septiembre de 2011

SE ME OLVIDÓ QUE TE OLVIDÉ


Yo no recuerdo haberte visto… es en serio… si esta mañana cuando me crucé con vos en la acera cuando salía del supermercado te hubiera reconocido, te habría saludado… pero no te reconocí…

Es difícil decirlo para mí, pero tengo mala memoria, y no es una excusa para escabullirme de situaciones difíciles, aunque a veces sirve…

De que estaba hablando… a sí… pues te miré en la entrada del supermercado no es por haberte reconocido, sino porque me pareciste lindo… por eso retrocedí para echarte una segunda mirada… y me miraste, me sonreíste y me derretí…

Con razón me miraste raro cuando te pregunté tu nombre… que donde vivías y las cosas tontas que uno pregunta cuando intenta ligar, pero igual me respondiste lo que te pregunté… y sabías cosas mías: como me llamo, cuantos años tengo, y con quien vivo… parecías admirador secreto o fan enamorado… o esa impresión me diste, pero no me importó, no muchas veces muchachos lindos como vos me sonríen en la puerta del supermercado…

Ir a la cafetería fue un paso normal, quería prolongar más el momento, y mi intento del café vienés no te sorprendió porque al parecer ya lo había realizado antes, pero te gustó que repitiera el donuts con arequipe y queso, y yo pensando que era la primera vez que compartíamos una merienda…

Contarte mis mejores anécdotas e intentar parecer interesante, divertido y seductor, no causaron el efecto que esperaba, y anticiparte a mis bromas y mis chistes no sirvió mucho para mi autoestima… Fue cuestión de tiempo utilizar mi plan maestro, ese que uso siempre para cerrar el negocio, para concretar… así que hice mi primera jugada, y la recibiste mirándome con curiosidad y sin esperar mi respuesta ya estábamos en camino a mi casa, y tan bien lo conocías que me pareció extraño, pero nunca se sabe…

Entrar a mi casa… pedirme el baño prestado y conocer su ubicación me pareció inquietante… pero igual te lo presté y aproveché para ponerme cómodo… ya sabes como… si… me gustó como me miraste cuando me viste sin ropa tumbado en mi cama y deslizaste gustoso sobre mi cuerpo tu cuerpo… que para mí era nuevo… Y que aceptaras sin rechistar mis gustos exóticos en la cama y que conocieras las complicadas posiciones que te proponía fueron lo mejor…

Perdón… no te había reconocido hasta ese momento… cuando en el mejor de los orgasmos me recordaste que eres mi Carlos… mi primo…