Sutiles días que caminan con pasos sigilosos, bordeando
orillas intangibles, fantasmas de días futuros que hacen guiños traviesos a través
de las ventanas, los patios y los muros, esos lejanos árboles que sonríen con
la brisa, las tardes longevas, de los barrios ruidosos, siempre habitados y
habitantes de absurdos, de gritos, risas y música sin fin, y en el cielo copos
de algodón llevado por tu risa, caminos que conducen a ninguna parte y que sin
problemas recorremos cuando queremos escapar, huir o simplemente hacerle un
quite a la rutina… y son tus ojos, esos ojos, o cualquier otros los que
permiten vislumbrar el mundo ingenuo de los ángeles… así te encuentro encerrado
en tu pequeño mundo, que miras siempre a través de esta pantalla… y no
respondes cuando te pregunto por los libros aburridos que necesito cada tarde
cuando acudo sin falta a tu biblioteca…
Carta para Juan #1. Chuchú.
Hace 10 años
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