Primera vez en mucho tiempo que comienzo el año solo, no “solito” como siempre se siente uno los domingos en la tarde, más bien SOLO (en mayúsculas). Porque, no es para decirse mentiras, uno en este cuento de las relaciones amorosas siempre se tiene la certidumbre de la soledad, “la Sole” como le dicen los españoles a la amiga loca en las películas de Almodóvar. Entonces la convertimos en nuestra amiga, LA AMIGA LOCA (no confundir con el “Amigo Loca”), esa que nos aconseja en el silencio de las tardes lánguidas (se me salió el poeta).
Así que este post lo escribimos a cuatro manos: La Sole y yo.
Nos sentamos y hablamos de las relaciones amorosas. Y nos dimos cuenta de algo. Esto de las relaciones amorosas siempre siguen idea precocebida, o sea, que para algo sirven las novelas, las mexicanas claro, nos alienaron a todos, y a todas, nos pusieron a creer que el amor verdadero existía, y demás que si existe pero somos muy exigentes o muy quisquillosos, yo soy lo primero cuando empiezo y lo segundo cuando termino.
Si, empezamos buscando el príncipe azul (como los galanes de las novelas): guapo, exitoso, inteligente y buen amante (no en ese orden de importancia, cada quien le da el orden que quiera) pero este estereotipo sólo le funciona a la muchacha de la telenovela (si, muchacha, como las del servicio porque casi siempre eso son), a la María de turno se le aparece el macho en la puerta de la casa, del supermercado o del burdel. En cambio a uno si le toca buscarlo (no escribo donde los busco yo porque se alargaría demasiado este post) y eso aspirando que cumpla al menos una de las condiciones antes mencionadas: o guapo, o exitoso o inteligente buen amante.
Y si por suerte conseguimos al Príncipe Azul, el pobre por más besos que nos da no logra que dejemos de ser sapos. O el Príncipe se resigna o arranca a buscar a su respectivo Príncipe, así le toque besar muchos sapos.
Nos quedamos viendo chispas, dejando que se vaya el Príncipe, pensando que tal vez vuelva (“yo soy lo mejor que ha pasado por tu vida”), y como la muchacha de la novela mirando por la ventana viendo pasar la vida, con la Sole al lado y hablando mierda, y tal vez lo volvamos a ver, como dice Alanis Morissette: “It's meeting the man of my dreams, and then meeting his beautiful wife” (en mi caso: “Conocer al hombre de mis sueños y conocer a su hermoso marido”).
Mejor conformarse con el novio promedio, que cumpla al menos uno de los requisitos (antes prefería que fuera inteligente y guapo, ahora prefiero que sea al menos buen amante). Y es que los hombres perfectos sólo salen en las revistas y eso porque no hablan, si lo hicieran ya dejarían de ser perfectos.
Alguna vez conocí al hombre perfecto, si en serio. Guapo, elegante, inteligente, exitoso, con buen humor, buen conversador, el súper cuerpazo, medio bohemio y con mucho mundo. Lo del sexo era cuestión de tiempo, en realidad no mucho tiempo, más bien poco, si, muy poco, pero muy muy poco, no habíamos empezado y él ya había acabado. Lastimosamente. Y eso a mí no me importaba pero parece que a él sí. Curiosamente pensó que era culpa mía, dijo que lo había excitado tanto que estos eran los resultados.
Todavía está por ahí echándole la culpa a los otros de sus malos polvos, cortos pero polvos finalmente. Quien iba a pensar que no era perfecto. Y es que la perfección no existe, dicen que sólo Dios es perfecto, y si él fuera Dios, ya se hubiera hecho el milagrito.
(continuara…)
Carta para Juan #1. Chuchú.
Hace 10 años
8 comentarios:
UFFFF
Bien peliagudo el tema, aunque nunca he buscado el hombre perfecto, en mi vida he tenido buenos hombres y para mi por lo menos eso ha sido lo importante.
Que loco lo de la soledad creo que nunca podría estar sólo me deprimiría demasiado, pero eso depende de la vida que cada uno tome.
Oye gracias por el comentario sobre lo de parecer japonés me gustó. Aunque mi pareja me dice chino (que claro no es lo mismo que japonés) porque según él dice que tengo rasgos orientales, pregúntame que le contesto? En realidad sabe que no me gusta que me diga chino, creo que alguna vez se lo dejé en claro jajaja
Saludos y un abrazo.
Luego de leer el escrito, solo puedo opinar otra cosa...
A M E N
A ver....a ver...
Yo creo que Madonna lo dice muy claro "you only see what your eyes want to see", o sea que el principe rosado, azul o fucsia puede ser cualquiera que nos haga montarnos un video bien complejo en la cabeza.
Pra muestras mi boton...(nuestros botones?)
En fin...espero con ansia el segundo capítulo...
Abrazos
Como digo muy a menudo, las telenovelas mexicanas son la fuente de todas nuestras desgracias. La idea romántica del amor es una tontería. Yo sigo buscando un principe, azul o del color que sea.
Afortunado tu que sólo te tocaron las mexicanas, un servidor tuvo que aguantar las venezolanas, las argentinas, las peruanas y las brasileras... ahí puedes calcular qué tan echado a perder estoy.
es muy cierto eso de que vivimos tratando de encajar en los estereotipos, exigiendonos y exigiendo más de lo que cualquiera puede dar, y claro que no somos perfectos, es algo que me arrolla cada mañana y a pesar de ello me descubro exigiendo,... y no porque me considere un casi principe azul, curioso... a veces me siento como un sapo exigente y exigido...
en fin, me agradó tu blog, espero la continuación.
Saludos!
Hola amigo, hace poco le comente a alguien que mi principe azul llego justo cuando no lo esperaba, y siempre he pensado que es mejor atenerse a ciertas sorpresas en la vida que tratar de adquirirlas por la fuerza.
Ya te enlace en mi blog (espero no te moleste) para leerte mas seguido.
Por leer cosas como estas es que llego a la conclusion de por que le di el titulo en mi imperio.
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