Enterraré las
cenizas de mis sueños pasados, esos sueños que se consumieron lentamente bajo
el sol de mi ciudad de las montañas…
Escribiré cuentos
sin sentido, sólo por escribirlos, que comiencen como comenzaban antes “Había
una vez…”, y que sin quererlo no terminen “y vivieron felices por siempre”…
Caminaré con los
pasos sin rumbo, ya sin una meta, sólo caminar para no llegar, tal vez…
Cantaré con mi
voz desafinada, una canción a la vez, podrían ser canciones tristes, de esas
que suelen ponerse en los funerales…
Comeré un helado
tras otro, tal vez una torta de chocolate y una zanahoria, sólo porque puedo
hacerlo…
Bailaré bajo la
lluvia, sin seguir el ritmo de las gotas, sólo por el placer de bailar, y
saltando los charcos hasta cansarme…
Dormiré en mi
cama de algodón, atravesado en todo lo ancho, dejando que las horas pasen
perdido entre las cobijas…
Y ya sin nada más
que hacer, volveré a tu recuerdo, ese donde estás dormido, despeinado y
sonriente… y sin que te des cuenta, te daré el abrazo que no te di en ese
momento y no te dejaré ir esta vez…
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