Y vos te me escondés en las sombras de las puertas que no
abro…
Te escondés tras las cortinas de las ventanas cerradas de
las casas vecinas…
Te escondés tras las nubes en las tardes soleadas del valle
en que habito…
Te escondés bajo los paraguas que pasan apresurados huyendo
de la lluvia…
Te escondés dentro de los autos y buses que pasan a toda
velocidad por mi calle…
Te escondés entre la multitud que camina presurosa a su
lugar de trabajo…
Te escondés detrás de las pantallas, las teclas y los “mouses”…
Detrás de las revistas, los periódicos y los libros…
Detrás de la ropa, las gafas y sombreros…
Detrás de las palabras que te escribo…
Que te lanzo a la cara…
Que te arrojo al espacio sideral…
Esperando que llegan a vos…
A vos…
mi hombre inexistente…
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