Despierto y miro mi cama vacía, bueno, no vacía porque estoy
en medio, ocupando el centro, desparramado en medio, desnudo y hambriento…
Me levanto bruscamente y haciendo ruido, ruidoso en la
mañana, dejando la sábana descompuesta, arrugada y caliente, y camino por mi
casa desnudo y hambriento…
Enciendo la tele, las tragedias del mundo en treinta minutos
y en una tele pequeña de 14 pulgadas, y aunque no lo crea, viendo el reloj me
doy cuenta que dormí más de la cuenta, ocho horas y media, desnudo y hambriento…
Me siento al frente de mi vieja compu, y se demora un poco
abrir la red, donde me quedo atrapado sin poder soltarme, el tiempo necesario
para leer correos, término extraño habiendo tenido tiempo antaño para escribir
cartas, de esas con hojas blancas que se demoraban una eternidad en llegar a
sus manos, a tus manos, a cualquier mano, sentado leyendo desnudo y hambriento…
Y en el preciso instante de encontrar tu “e-mail”, me voy a
la cocina a preparar un café, una cuchara de café instantáneo y mucha azúcar para
empalagar, me quedo mirando como el agua hierve, dejando que suene la tele en
el cuarto, y en el justo instante de hervir el agua, me quedo pensando desnudo
y hambriento…
No sé que pensé en ese momento, que me fui a la cama, mi
cama vacía, y aspiré profundo el olor de mi almohada, que curiosamente no olía
a nada, ni siquiera a mí, miré en mi closet a ver si el monstruo estaba
ocupado, pero ya no estaba, se había largado, dejando sólo mi ropa ordenada, y
me miré al espejo desnudo y hambriento…
Y no vi nada, ya no estaba mi cara cansada, ni mis ojeras oscuras,
ni mis dientes chuecos, sólo se veía, a través del vacío de mi cabeza hueca, mi
casa ocupada sólo por el aire, enrarecido y soso que dejaste cuando te
marchaste, llevándote en tu maletita: tu presencia blanca en mi enorme cama y
el olor de la almohada, las buenas noticias de la pequeña tele, el sabor del café instantáneo, el monstruo
rosado de mi closet negro, mi cara, mis cosas oscuras y claras; y me dejaste a
mí, sólo y triste...
Hueco y tonto...
Sin una sonrisa, ni una mirada...
Me quedé aquí solo, desnudo y hambriento…
3 comentarios:
Me encanta el nivel lírico que alcanzas en entradas como esta.
En caso de que sea un efecto real de la tristeza que hayas sentido de todo corazón deseo que pase pronto.
Un Abrazo
ufff me estás pateando el premio a post poético con creces!!!
Un abrazo
Quike micifous
Muy buenooo!!!!!!!!
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