sábado, 23 de octubre de 2010

Señor Juez


No es mucho lo que puedo decir señor juez, a este señor lo conocía de hace tiempo, si en serio.
Vea que me lo presentó un amigo mutuo, o sea del señor y yo, así que nos conocimos así no más.
Yo ya lo había visto antes, o sea que lo distinguía, ¿si se dice así? En fin. Que el señor y yo desde ese día ya nos sabíamos los nombres, no éramos amigos, eso ya fue después, cuando de tanto vernos con otros amigos en medio empezamos a vernos nosotros solos, pero no crea que con intenciones románticas, no señor juez, éramos amigos comunes y corrientes, de esos que salen a rumbear, van a cine, llaman a chismosear o a rajar de sus respectivas parejas, o sea como se dice "parceros".
Pues obvio que habían cosas que quedaban claro entre nosotros, tacitamente se dice, no nos metiamos con las encarretes del otro, si me entiende señor juez, o sea el prospecto de pareja que el otro tuviera en la mira.
El señor me parecía interesante, y hasta pinta, pero no era mi tipo, eso si, alguna vez tuvimos un revolcón, pero estabamos algo así como borrachos, si, ebrios como usted dice, y después quedó claro que rico pero que no se iba a repetir.
Así que ya nos conocíamos los trapos sucios y los limpios cuando ocurrió lo que usted ya sabe, mas mejor dicho, la primera vez que me la hizo, no sea malpensado señor juez, digo que me traicionó, jugó con mi amistad.
Vea pues, yo estaba saliendo con un mancito, que estaba lo más de querido, si de esos flacos que me gustan a mí, y vea que se lo presento al señor, y nada, que yo de ciego no me di cuenta de la requisada que le metió, o sea señor juez que se lo detalló de arriba a abajo, yo santo como Marianito ni cuenta me dí.
Ya para esa época el señor y yo compartíamos apartamento, o sea señor Juez, pagabamos el rancho a partes iguales, si, el arriendo, la comida y los servicios. Así que yo sabía lo que el señor hacía y él sabía lo que yo hacía, y calladitos los dos, cada quien con sus cosas.
Para esa fue la época donde empecé a viajar, a veces de un día para otro y a veces de hasta una semana, ojalá fuera a pasear señor juez, no, eran cosas de trabajo. Pero igual, el señor quedaba a cargo del rancho, yo me iba y después volvía, así no más.
Fue en uno de esos viajes señor juez, vea que yo me fui para la capital, iba a ser como de una semana, pero como al tercer día ya todos los asuntos estaban despachados, así que yo me devolví para caerle de sorpresa al flaco que le conté antes, no, bueno si, el flaco sabía que yo estaba de viaje, por que hablabamos todos los días, y lo llamé del aeropuerto, pero no le dije que ya había regresado, y yo con ganas de verlo para darle mate, no señor juez, o sea, de tener relaciones íntimas, usted sabe a que me refiero.
Pero vea que antes tenía que ir al rancho para ponerme la pinta para caerle, y eso que abro la puerta del apartamento y oigo la fiesta que se había armado el señor, si, ya eran como las ocho, igual yo no me iba a demorar mucho, y de una entré sin hacer ruido para no dañarle el parche. El señor estaba montado nada mas ni nada menos que en mi flaco, si señor juez, eso parecía el llanero solitario, y yo como un indio pielrroja estaba que le arrancaba el cuero cabelludo.
Pues hasta ahí llegó el asunto con el flaco, el señor si siguió saliendo con él pero yo naranjas, o sea señor juez que nada, ellos verían haber que hacían, pero mas me demoré yo en mi viaje que ellos en dejar de salir. Yo como si nada y el señor me pedía disculpas y que dizque eso no iba a volver a pasar y yo que fresco que todo bien.
Vea que me conseguí otro encarrete, este si estaba más mejor que el anterior, pero esta vez si a metros con el señor no fuera y me la volvía a hacer, si señor juez, actué con cautela como usted dice. Yo no le daba oportunidad de que me viera la cara otra vez. Pero este man era lo más de liso, pues yo que sé, empezó a endulzarle el oído cuando a veces llamaba al rancho y yo no estaba. Vea que para esa epoca yo estaba de cumpleaños, si, como 27 o 28 ya no me acuerdo, y el señor organizó dizque una fiesta sorpresa para mí, pero la fiesta era para él, porque me metí una borrachera que ni le cuento, y el señor aprovechó y se lo zampó con gorrito de papel y todo, no señor juez, yo me di cuenta pero después, es que vea, el señor y yo compartíamos el computador y en una de esas el señor dejó el correo abierto, si, el mail como le dicen, y yo que entró al computador y tenía un correo del mancito que yo estaba, y ahí decía que se sentía muy mal por lo que había pasado esa noche y que tales. Vea que hasta fotos y videos encontré de la culiada que se habían metido, eso parecía película porno, y hasta salía yo en el video, pero dormidote en el sofá por allá en el fondo.
Pues que iba a hacer, despeché al encarrete, y al señor lo tenía entre ojos, pero seguíamos de amigos. Es que no era tan fácil, me daba una pereza buscar para donde irme y además el rancho estaba a nombre mío. Mejor dicho le echamos tierra al asunto. Pero esta no me la vuelve a hacer este malaparido, perdón señor juez, o sea que al señor lo iba tener bien vigilado.
Mire que como al señor no le gustaba volver a salir con alguien con quien ya había salido de antes, aproveché que el señor tenía un ex que estaba como para protagonistas de nuestra tele y le eché el cuento con todas las palabras bonitas que me sabía. Y con este man si iba en serio, si a duras penas saludaba al señor cuando se lo cruzaba, yo ya estaba tranquilo como una oveja, es que el mancito ya no se tragaba al señor, dizque porque lo había tratado como que mal. Y el señor no desaprovechaba oportunidad para hablarme mal del ex, que dizque era muy perro, que dizque era mal catre, que dizque era muy raro, y yo le decía que si a todo pero nada mas por darle por su lado.
Vea que yo no es que sea muy rumbero, de esos de salir a bailar, y como mi hermano, el otro marica de mi familia, estaba saliendo con el señor, me convenció que nos fueramos de rumba los cuatro, mi hermano y el señor y mi encarrete y yo. Así no más lo cuatro de muy amigos en la discoteca, mas bueno, mi encarrete ignoraba olimpicamente al señor, y el señor igual, al rato se desaparecieron los dos y yo mas cabreado que perro en gallinero, y busquelos y busquelos los encontré en el baño, no señor juez, el señor estaba vomitando hasta la torta de mi cumpleaños y mi encarrete estaba acompañándolo. Es que le dio pesar, por que mi hermano estaba tirándole los perros al de la barra y como que maluco que el señor borracho estuviera solo. Hasta de buen corazón me resultó el muchacho.
Si, las cosas se suavizaron entre ellos después de eso, pero normal, mi hermano trataba como un culo al señor, perdón señor juez, o sea que lo hizo pasar las duras y las maduras, y el señor sufriendo como un nazareno no decía ni mu. Y un buen día mi hermano mandó a volar al señor, nada más porque se aburrió, además estaba saliendo ya con el de la barra de la otra vez. Daba pena ver al señor por los rincones del rancho no más que suspirando, vea que le dieron por donde más le dolía. Hasta grave se puso, si, la depresión lo puso enfermo, de pura cama se quedó el señor, daba lástima y yo como parcero fino pedí unos días de descanso nada más para acompañarlo, no sea que le diera por la salida fácil. No, si no mejoraba el condenado, seguía deprimido, y me tocó volver al trabajo, y mi encarrete no más por solidaridad me dijo que fresco que él acompañaba al señor. Y yo como sabía como eran las cosas entre ellos le dije que sisas, que de una. No sea marica, perdón señor juez, digo, que yo mera güeva, porque al señor se le quitó la depresión no más se culió a mi encarrete, si vea que los encontré dormidos empelotos en la cama del señor, y eso es que fui sacando de las mechas paradas a mi encarrete y el señor con las lagrimotas que que pena que no sabía que había pasado que que...
Y hasta ahí me llegó la paciencia pues que vea que le acabé la pena y el sufrimiento cuando lo tiré con todo y sábanas por el balcón, no más del decimo piso que vivo yo, señor juez.
Si, fue en ese momento que me di cuenta que ese no era un señor, sino un hijueputa.

8 comentarios:

Gaycidencias dijo...

Nojoda:
Ese man te dio fue sopa y seco. Una vaina es ser amigo solidario, pero este man te abusó en tu buena fe.
Menos mal que ya lo sacaste, pero ojo, que aún sigue en Medallo.
Animo

Joey dijo...

jajaja, divertidisimo, me encnata la narrativa,pero que tal el descarado aun quejandose ante las autoridades del abuso que tu le hiciste.

Sabes que este fin de semana estare por esas tierras?

Milo Gasa dijo...

Hmmm... wow, ese tipo está como de manicomio... en serio, tiene una predisposición patológica a buscar hombres ajenos. Y uno que pensaba que al mismo perro no lo capaban tres veces...

Un abrazote.

NewSaint73 dijo...

Pucha eres muy gue...na persona...al primera de cambio te vi...suerte...y bueno a la segun...naa que segunda ni que h..p..

Chao, cuidese.y pilas con los chandas con los que anda.

JP dijo...

Muy bacano

Joyas de esas salen de todos lados, hay que tener precaución en no comer cuento de caras angelicales y excusas falsas.

En mi caso primer incongruencia y pa sus 3 mier....

hpereyraf dijo...

Esto me hace recordar esos garabatos que uno escribía en el colegio, de esos que decían "policía policía no te lleves al ladrón, llevare a fulanito que se robo mi corazón"... ahhh

Monchis dijo...

Yo le hubiera hecho lo mismo a ese HP, pero desde el principio.... en la buena parcero... :-)

Anónimo dijo...

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