viernes, 21 de julio de 2017

Alas malas...

A las malas decidí no volver a verte, a no pensar en vos, ni a buscar tu mirada en las fotos de las selfies… a las malas, como sacando los recuerdos  de la memoria, vos sabes cuales, los de las tardes grises, esas que nos gustaban tanto, también los de las calles largas y sinuosas donde nos contábamos historias, reales o inventadas, y tumbados en la hierba buscábamos animales mitológicos en las nubes, yo siempre encontraba los pequeños, esos roedores que se ocultan tras la cola de los elefantes…  Y te llenaba de sucesos, los míos, los banales que me ocurren todos los días, en mi ciudad sin mar, en mi ciudad de largas tardes soleadas y montañas enormes por recorrer… Y te miraba los lunares, los dedos largos y delgados que me encantaba como enredaban el aire a tu alrededor… Y te oía respirar cuando subías las escaleras, los peldaños que llevaban hasta lo más alto del castillo de nubes que eran esos momentos… a las malas decidí borrarte de mis dedos, ya no recorrer jamás tu geografía, esa geografía tuya llena de abismos, de angulosas cúspides e insondeados océanos, mi tierrita, mi islote, mi continente inexplorado, mi satélite natural, mi selva virgen, mi universo pequeño… a las malas decidí no nombrarte, dejar de inventarte nombres y apellidos, y palabras, y diminutivos, y profesiones locas: relojero, soñador, trepaescaleras, encendedor, contador de historias, domador de elefantes, testigo mudo, silenciador, espanto… a las malas decidí dejar de decir adiós, y hola, y de nuevo adiós y hola y bienvenido y hasta pronto y hasta nunca… a las malas me llené de silencios para no decirte lo mucho que te extraño mi vidita, mi enano, mi árbol, mi sombra, mi espantapájaros, mi solecito, mi único… mi pequeño tesoro… mi ausencia… mi vos… 

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