lunes, 8 de enero de 2007

CARTAGENA YA NO ME QUIERE

Mis vacaciones de ensueño por la costa fueron un toda fracaso, la costa no sirve para nada mas que coger... un buen bronceado.

De resto... nada, el calor, las multitudes, la arena y el polvo (el de las carreteras obviamente).
Mi viaje de vacaciones comenzó bien, con la hermosa compañia de mi familia, ahora que pensandolo bien no es hermosa pero si encantadora, típica familia colombiana, o sea, con homosexual, prima liberada, primo juicioso, primo loco y beata a bordo.

24 de diciembre en una hermosa y muy soleada finca ganadera, de ese día no me quejo, bueno si, me quejo de los vallenatos que sonaron toda la noche, es que paseo a la costa sin vallenatos no es paseo... Las fotos en regla, esa fotos donde se ve todo lo que nos "queremos", aunque de verdad si nos queremos (esta vez sin comillas), fotos que atestiguan que a pesar de todo sigo perteneciendo a la familia, mal que les pese a muchos...

Después de ese día comenzó una travesía por la costa atlantica, con la familia obviamente: primero Sincelejo, lindo pero no la gran cosa, Tolú estuvo bien pero podría ser mejor, Coveñas que me trajo muy buenos recuerdos, pero de resto nada... solo recuerdos, Tuchin (allá donde fabrican sombreros de iraca, si... ese mismo lugar donde los hijos de Uribe explotan a los indigenas, si... donde viven los indigenas que viven agradecidos con los hijos de Uribe) lo único que compré fueron manillitas de caña flecha (de las de exportación) para mis "amigas" que se quedaron en Medellín y acá entre nos todavía están refundidas en una bolsa de plástico quien sabe por que lado... Y finalmente Shinú con sus hamacas paleteadas, obviamente el carro ya iba lleno a reventar de artesanías: sombreros, hamacas, collares, aretes, manillas, etc.

Ahora si, rumbo a Santa Marte, perdón Santa Marta, es que se ven unos extraterrestres hasta raros, lo digo claro por el sitio de llegada: El Country club Tairona; perfecto para el aterrizaje de marcianos y de traquetos, que por cierto infestaban el lugar... Ya instalados nos dedicamos a recorrer playas paradisiacas, con toda la familia obviamente, y por supuesto llenas a reventar de familias pero no como la mía, sino familias atipicas: mamá, papá e hijos, pequeños por supuesto. Si... Santa Marta es familiar por excelencia, por que para recrear la vista muy poco padre de familia apetecible.

Después de una semana de paseo familiar yo ya estaba hasta las narices, esperaba con ansias la llegada de mis "amigos" a Cartagena, y digo "amigos" mezclando en el grupo a mi querido Carelapiz, mi pareja, por supuesto luna de miel en "La Heroica". Mi familia regresaba a la finca a pasar 31 de diciembre, yo aproveche para poner pies en polvorosa... Porque estar con la familia es divino, pero vamos a estar con ella el resto de la vida, así que mejor aprovechar las vacaciones con los amigotes en las playas de Cartagena.

La espectativa del encuentro con mi amorsote, y... con su mejor amigo, al que por cierto no conocía, un tipo impotable, de esas locas que se creen mejor que los demás, inmediatamente supe que las playas de Cartagena no iban a ser mi salvación, por que por la influencia del susodicho, mi noviecito le dio por que estaríamos mejor sólo como amigos mientras estuvieramos en "La Heroica", como dicen por ahí: "más güevón el mancito que lleva leña para el monte", y la leña era yo por supuesto, pues claro... playas llenas a reventar de hermosos especimenes le suben la temperatura a cualquiera...

Los dos manes se la pasaban en una sola rumba, y yo me la pase de niñera, porque mi considerada pareja llevo a la sobrina de la que me toco encargarme. Cartagena con festival electrónico y tods de rumba, yo también de rumba eletrónica, que no es mi fuerte pero me sonó bien.

El mejor amigo mandaba la parada decía para donde ibamos y... perdón para donde iban por que se la pasaba para arriba y para abajo con mi "pareja", y como el mancito le estaba pagando todo él tenía que obedecer. A mí me hablaba pero nada más.

Después de tres días de rumba imparable, yo si dormía, salía a comer y a caminar, el mancito ese o sea mi "pareja" me dijo muy olimpicamente:
- Mi mejor amigo no te soporta ¿qué hacemos?
- ¿Qué hacemos? - también le dije yo
- Pues busca donde quedarte - dijo ese man
- ¿Qué hacemos? - dije yo
- No me vayas a poner a escoger - me dijo ese güevón.

Que cara dura tiene. Lo miré con lástima, él ya había escogido.

Pues como en las novelas malas, la mala se quedo con el "galán" que mirandolo bien no lo era tanto, y yo muy dignamente tomé mi maleta y regresé a Medellín, ni más faltaba.

Medio depre entré a mi apartamento vacío, y afortunadamente sonó mi celular y al habla mis verdaderos amigos (sin comillas), para invitarme, ahora si, a unas verdaderas vacaciones: Capurgana, mas mar pero que importa, por lo menos era otro mar, y con enormes playas para nosotros solos.

Esto si es vida y estas si son vacaciones.

¿y MI "pareja"?, pues se quedó con su amigo en Cartagena, ojalá les crezca el cariño, y que por ahí derecho llegué un tsunami y se los llevé de una vez. A ver si esta vez no disfrutan en Ultramar sino en altamar.