viernes, 30 de enero de 2015

Niño lobo

Con la suave brisa de las noches llegaré a tus puertas, como el niño lobo que soy. Siguiendo el suave rastro de tu sudor en el aire, con mi fina nariz de niño lobo. Después de buscarte por los bosques y ciudades he encontrado tus pistas, ocultas en las nubes y en las fases de la luna, como frágiles huellas de tu risa, escuchando tu voz con mis finas orejas de niño lobo. Entraré a tu cuarto silenciosamente y me acercaré a tu cama sigilosamente, con mis fuertes patas de niño lobo. Y a través de las cortinas de tu cama, finas gasas que te protegen del mundo, te veré dormido, con mis penetrantes ojos de niño lobo. Sin que despiertes, lameré tus heridas de cada de día, heridas de las batallas cotidianas, te lameré completo con mi larga lengua de niño lobo. Calmare tus malos sueños, tus pesadillas y desvarios, con mis suaves gruñidos de niño lobo. Y esperaré la madrugada, cuidando tu sueño, contemplando tus gestos graciosos, tu sopor nocturno, tus pesadillas, y al despuntar el alba, me quedaré dormido, como siempre, como el personaje de los libros que siempre lees, como el niño lobo que soy.